martes, 10 de julio de 2012

TESTIMONIO DE UNA EXPERIENCIA COMO PEREGRINOS:

 Aprovechamos esta introducción de una de las catequesis preparatorias para el encuentro Mundial, que seguro conocéis y habréis trabajado este curso, para ambientaros en lo que ha sido una gracia para nosotros y de la que esperamos recoger muchos frutos.
EL SECRETO DE NAZARET
“Jesús pide que la familia sea lugar que acoja y genere la vida en plenitud.
Esta no da sólo la vida física, sino que abre a la promesa y a la alegría. La familia es capaz de “acoger” si sabe preservar la propia intimidad, la historia de cada uno, las tradiciones familiares, la confianza en la vida, la esperanza en el Señor. La familia es capaz de “engendrar” cuando hace circular los dones recibidos, cuando custodia el ritmo de la existencia cotidiana entre trabajo y fiesta, entre afecto y caridad, entre compromiso y gratuidad. Este es el don que se recibe en la familia: custodiar y transmitir la vida, en la pareja y a los hijos”.
Nuestra humanidad la forja una familia, con sus riquezas y sus miserias.

Fue maravilloso acoger, pero ser acogido ha sido una mayor experiencia si cabe. Sentirse bajo el manto de fe, a miles de kilómetros, con otro idioma, pero unidos y conectados desde el momento en que nos encontramos con las familias, ha sido descubrir y vivir en una continua alegría que da el compartir el mismo mensaje de Jesucristo.
No hay distancias ni razas, el amor es universal, no existen fronteras para Dios.
Como dijo el beato Juan Pablo II “No tengáis miedo”, de demostrar amor allí adonde estéis, allí donde vayáis en el nombre de Dios. Y en Milán ha sido muy fácil porque nos recibieron con los brazos y el corazón totalmente abiertos.


No creemos que un relato cronológico de los cinco ó seis días en Milán vaya a ser más esclarecedor que la sensación de transmitir una experiencia. Por lo tanto, nos gustaría que con este artículo sintierais un poquito de lo que nosotros vivimos allí.

Desde el viaje en el autobús en Burgos, hasta el emotivo recibimiento En la parroquia, pasando por el avión (incluidas las horas de espera en el aeropuerto y el sueño). Todo ha sido fiesta y fiesta; pero no os confundáis, fiesta en El Señor y con el Señor.
También trabajo, pero como trabajar para el Reino reporta un sueldo de alegría y fraternidad no cansa. En las conferencias aprendimos a valorar todas las maneras y caminos de trabajar para la Iglesia universal (vale, también durmiendo, a veces el sueño vence).
El ambiente os lo podéis imaginar, alegría, ayuda, compartir, cantar, Rezar….y comer, pues la mayor manifestación de la fiesta es el compartir el Pan y la comida.
En fin, que esperamos como hace años en Valencia que los dientes os lleguen al suelo y el corazón se ensanche, para animaros a acudir a toda manifestación multitudinaria de fe y fraternidad.
Si como guinda además escuchamos a nuestro pastor y guía, oramos con él y recibimos sus bendiciones, la mochila para este viaje estará repleta de experiencias que nos ayudarán a seguir caminando por la senda(a veces angosta pero acertada) de la felicidad que Cristo nos propone.

 

JESÚS Y M.CARMEN


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