martes, 16 de septiembre de 2014

¡! FALTABA VILLAGARCÍA ¡!

Poco a poco, todo estaba volviendo a la normalidad. Las vacaciones, habían llegado este año en la segunda mitad de agosto (casi  casi, como el verano) y estábamos poniendo la casa en orden, después de tantas idas y venidas.
Sin agobios, pues desde hace años hemos aprendido con la ayuda de la oración, que no es bueno querer hacer todo inmediatamente, que la prisa, no es buena consejera. Si hoy no se ha podido deshacer toda la maleta, guardar todo el equipaje, poner las lavadoras, pasar el polvo acumulado, revisar correspondencia, etc.…no pasa nada.
Lo primero es la paz y cuando el Señor te da esa paz en la oración, se puede ir haciendo lo demás. 
Pues como decía, después de tantas idas y venidas, kilómetros y kilómetros por toda la geografía española, paseos, visitas a los amigos y haciendo amigos nuevos, rosarios en compañía, servicio a los familiares, descanso, lectura y…preparación de la convivencia de septiembre. Estábamos aterrizando en nuestros trabajos y obligaciones.
Apenas tres días de trabajo tras la incorporación cuando….
_ ¡Otra vez hay que hacer la maleta! ¡Pero si este fin de semana es la convivencia en Villagarcía de Campos!.
No nos lo podíamos creer, se nos había echado encima.
En la fecha que se cerraba el plazo para apuntarse, apenas había gente (será cosa del verano) pero una semana antes ya éramos 57.
¡Pues hala! Contentos y felices, nos pusimos a preparar los últimos detalles de todas las actividades y formación y a preparar la bolsa (esta vez, con poco bastaba).
Qué alegría llegar y poder decorar y adornar la casa, para cuando llegaran nuestros amigos, nuestra Familia Cristiana, estuviera todo a punto.
Qué alegría ver y escuchar las caras y las risas de los niños, cuando encontraban y ocupaban sus habitaciones.
Cómo no dar gracias, por todas las personas que estos días han entregado lo mejor de sí mismas y se han abierto en la presencia de Dios y de los hermanos, tal como son.

Cómo no dar gracias, por esa sucesión de generaciones que se han reunido este año bajo un mismo lema; “QUÉ TODOS SEAN UNO “y que han trabajado, bailado, jugado, rezado y reído, sobre todo reído. Porque en esta convivencia se pone de manifiesto algo muy característico del cristiano; la alegría.

Todos hemos puesto nuestro granito de arena, nuestra semilla, nuestros talentos, para que el resultado fuera un éxito. Incluyendo un consiliario a medias, que viajó para estar unas pocas horas  con nosotros y acompañarnos.

  
Para todos los que hemos estado, la memoria nos acompañará volviendo a recordar tantos y tantos momentos que hemos vivido. Y si algo se nos olvida, tendremos el magnífico reportaje fotográfico que Pilar recogió de todo el encuentro.
Que Santa María Reina de las Familias, nos conceda llegar el año que viene  al próximo encuentro.

 Mari Carmen y Jesús