jueves, 22 de septiembre de 2011

un antes y un despues...


De la Jornada Mundial de la Juventud hay un antes y un después, lo recordaremos toda la vida.

            Estábamos un poco nerviosos en casa, íbamos a recibir dos jóvenes en casa, era la primera vez que acogíamos a alguien en casa que no fuese parte de la familia. Resultó muy bien, yo creo que las chicas se sintieron acogidas, y de hecho seguimos manteniendo el contacto. Fueron días intensos de muchas actividades, y nosotros como familia acudimos a todo lo que pudimos en Burgos. Los niños estaban encantados, se respiraba un gran ánimo en las calles. Íbamos con banderas, con las camisetas de color de las Jornadas y de la Parroquia,  en fin, nos contagiábamos los unos a los otros la alegría.

            Hemos tenido contacto con jóvenes de diferentes partes del mundo, cada uno  vivía una realidad familiar social diferente, pero con una misma ansia de Dios.

          

  Lo que vivimos en Burgos solo fue una avanzadilla, ya que una vez en Madrid, fue algo desbordante. Martín yo y los niños fuimos a Madrid el viernes 19 por la mañana y estuvimos hasta el domingo 21 de agosto. Llegamos en varios autobuses desde Burgos, al colegio de acogida de Madrid. Después de comer, acudimos al Vía Crucis del Papa, nada más llegar al metro empezamos a percibir que no éramos unos pocos, estaba lleno de gente joven que no hacía más que cantar,  y gritar de alegría “Esta es la juventud del Papa”… acabábamos cantando todos como locos…

            Una vez situados junto con los jóvenes de nuestra parroquia esperamos con gran impaciencia la venida del Papa, estábamos emocionados, estuvimos muy cerca de El, yo creo que sin dudarlo el también lo estaba. Acabamos la jornada muy cansados pero felices.

            Al día siguiente temprano marchamos hacia Cuatro Vientos cargados de los sacos y esterillas para dormir allí. Si nos había parecido que había mucha gente, en Cuatro Vientos había una barbaridad, jóvenes de todo el mundo, religiosas, sacerdotes,… Resultó un día largo pero intenso, se respiraba mucha paz, y la sensación era de no estar solos.

            Me ha dado muchas fuerzas el ver que hay tanta gente joven que cree en Cristo y desea permanecer firmes en la fe.  También he visto gente joven que ha hecho un gran sacrificio por acudir a las Jornadas con la esperanza puesta en Dios.

            Después de todo lo vivido solo me queda orar por todos los jóvenes y por las familias para a pesar de las dificultades permanezcamos FIRMES EN LA FE.

Loles y Martin











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