Hace
unos días tuvimos que despedir a una gran amiga, nuestra Conchi. Porque, aunque
no de todos, sí era de muchos. Su pérdida nos ha pillado desprevenidos porque,
aunque sabíamos la gravedad de su enfermedad, sus constantes ganas de vivir y
su fuerza en la lucha, nos hacía confiar en tenerla durante más tiempo con
nosotros. Ella aceptó la enfermedad con la que le tocó vivir durante los
últimos años de su vida. Pero no se resignó a “ser una enferma”, y vivía con
ilusión el día a día. Cuando en su condición humana se sentía débil, buscaba en
la fe en Dios las fuerza para seguir luchando.
Cuando
una persona muere, lo que nos quedan son los buenos recuerdos. En el caso de
Conchi, nos queda su alegría, la pasión que le ponía a la vida… y así sentimos
que no se ha ido del todo. Se queda en ese lugar del que no puede irse, en
nuestro corazón. Nos vienen a la cabeza tantos paseos, tantas charlotadas,
viajes, excursiones, tantos momentos… los buenos y los malos, porque ese es el
concepto mismo de amistad.
Si
tuviéramos que destacar una virtud de su persona, ésa sería la GENEROSIDAD, y
no hablamos de lo material, ya que ella se entregaba en cada cosa que hacía y
daba todo de sí a los demás. Hasta el punto, que a veces le dolía. Pero
conseguía sacar lo bueno de las cosas para seguir adelante. Y es que Conchi era
especial, para lo bueno y para lo malo. Ha sido y seguirá siendo, un ejemplo de
entrega y de lucha.
En
nuestra condición de cristianos, debemos ahora rezar por ella que ya se ha ido
y también por Alberto, que ha luchado junto a ella de manera incansable, siendo
su mayor apoyo y no dejándola rendirse. Esperamos que Dios le ayude también a
él a seguir adelante y a sobrellevar la dura ausencia. Vuestro matrimonio ha
sido un ejemplo de amor incondicional, que se veía reflejado en cada mirada.
Querido amigo, cuenta con nuestro apoyo y oración.
Nos
gustaría decir muchas más cosas que sentimos pero que son difíciles de expresar
en unas palabras. Ahora solo queremos decirte, HASTA SIEMPRE AMIGA, gracias por
tu amistad. Descansa en paz, te lo mereces. Disfruta del Cielo en el que algún
día nos encontraremos para hacer un teatro que no podamos acabar de la risa o
bailar una jota. Confiamos en que Dios ya te tendrá en ese lugar que con tu
vida te ganaste.
Julita y Cristina.
QUE CARTA MÁS BONITA. SEGURO QUE CONCHI HABRÁ ESTADO ENCANTADA DE LEERLA. SE VE MUCHO CARIÑO.
ResponderEliminarNOS UNIMOS A VOSOTROS EN EL RECUERDO.