El
pasado sábado, día 20 de abril, salimos con un sol radiante, en nuestro
habitual “Amaya”, conducido por Eliseo .Íbamos contentos, deseosos de pasar dos
jornadas de convivencia, al calor y cariño de la Madre, que sin duda nos
tendría algo muy especial preparado. Hacia el mediodía llegamos a León, la
impresionante catedral nos cautivó, sus bellísimas vidrieras de vivos colores y
las elegantes y esbeltas formas de los arcos ojivales, parecían transportarnos
a un mundo espiritual, más allá de lo terreno que nos habla de Dios.
Después
tuvimos el encuentro con nuestros amigos del M.F.C de León y la eucaristía en
la Basílica románica de San Isidoro. Comimos en un parque en compañía de Marta,
Manuel y Mª Mar y después de un cafetico y un helado que agradecieron los niños
del grupo, marchamos a la Virgen del Camino, precioso santuario modernista de
la patrona de León. Tras un tiempo de viaje en autobús, mirando el bonito
paisaje verde y soleado con los relucientes picos del fondo nevados, llegamos a
Covadonga. Nos hospedamos en la casa de ejercicios, justo pegando a la gruta,
es una casa acogedora pero austera al mismo tiempo, su sencillez parecía en
consonancia con aquello que habíamos ido
a ver, la figura de la Virgen, siempre humilde y
sin alardes, al servicio de los demás.
La gran sorpresa a mi
parecer nos la tenía reservada la Virgen en la mañana del Domingo. Tras levantarnos, desayunar darnos un
paseo en un día magnifico de sol, hacer unas fotos al esplendido paisaje y
visitar la bella Basílica. Celebramos la eucaristía en la gruta a las diez,
casi en exclusiva para nuestro grupo. Cada uno de nosotros, sentíamos algo muy
especial, una presencia muy real y sensible del cariño de la Madre del cielo,
que siempre nos acoge, cuida y conforta. Me acordé de pedir por España, allí
donde se inició la reconquista. Por esta nuestra España
dividida, fragmentada por ruines interese políticos, castigada por el
despilfarro, el paro y la corrupción
Abandonamos
Covadonga, con un ¡Hasta pronto! a la Virgen, dirección a Cangas de Onís, donde
paseamos sobre su monumental puente medieval sobre el rio Sella. Visitamos
LLanes con su coqueto puerto, nos compramos unas corbatas en Unquera y por fin
comimos en un céntrico restaurante de San Vicente de la barquera, un delicado
menú regado por un buen vino.
Al
llegar a Burgos el frio de la tarde, contrastaba con el calor del corazón. Una
vez más la experiencia de la peregrinación junto a la Madre, nos dejaba en el
alma un agradable perfume espiritual de la presencia de María.
Antonio y Teresa
El pasado sábado, día 20 de
abril, salimos con un sol radiante, en nuestro habitual “Amaya”, conducido por
Eliseo .Íbamos contentos, deseosos de pasar dos jornadas de convivencia, al
calor y cariño de la Madre, que sin duda nos tendría algo muy especial
preparado. Hacia el mediodía llegamos a León, la impresionante catedral nos
cautivó, sus bellísimas vidrieras de vivos colores y las elegantes y esbeltas
formas de los arcos ojivales, parecían transportarnos a un mundo espiritual,
más allá de lo terreno que nos habla de Dios.
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