jueves, 16 de diciembre de 2010
miércoles, 15 de diciembre de 2010
De generación en generación
Y sólo de generación en generación, los que estamos en edad de fundar nuevas familias auténticamente cristianas, seremos capaces de perpetuar el tesoro que recibimos de nuestros antepasado
Creo que muy pocas veces somos conscientes de un hecho prodigioso que ha sucedido de generación en generación en quienes hoy tenemos la gracia de llamarnos hijos de Dios. Durante siglos, nuestras familias han sido portadoras de un tesoro, el mayor que se puede poseer.
De generación en generación -con altibajos, seguro-, nos transmitieron los mejores mimbres con los que tejer una vida plena: amor, verdad, belleza, perdón, libertad, responsabilidad, esfuerzo, sacrificio, alegría, sinceridad, valentía, humildad... Estas y otras muchas son las traviesas que aseguran que la propia vida no descarrila en su transitar.
De generación en generación, nos han llegado las verdades de la vida verdadera. Antaño con la sencillez de la palabra medida y certera de nuestros mayores al calor del hogar. Hoy también a través de internet en formato multimedia.
De generación en generación, se nos ha legado un destino y se nos ha advertido de los peligros de nuestro peregrinar. Se nos han dado también las herramientas para continuar tras cada caída: oración, confesión, reparación.
De generación en generación, hemos sido impulsados al apostolado ferviente con la narración tan real como embriagadora de los que alcanzaron el amor perfecto en esta vida, entregándola hasta la última gota por los demás, en nombre de Dios.
De generación en generación, hemos aprendido a descubrir
los múltiples carismas desde los que ser cristiano es posible, bajo la autoridad del Papa, y a amarlos y quererlos a pesar de las incomprensiones.
De generación en generación, hemos ido madurando cómo transformar el escándalo de la división de los que creemos en Cristo en caminos hacia la unidad y la reconciliación. Y empezamos a ver los frutos.
Y sólo de generación en generación, los que estamos en edad de fundar nuevas familias auténticamente cristianas, seremos capaces de perpetuar el tesoro que recibimos de nuestros antepasados. Se lo debemos y es nuestra responsabilidad.
Autor: Nicolás de Cárdenas | Fuente: Religionenlibertad.com
Creo que muy pocas veces somos conscientes de un hecho prodigioso que ha sucedido de generación en generación en quienes hoy tenemos la gracia de llamarnos hijos de Dios. Durante siglos, nuestras familias han sido portadoras de un tesoro, el mayor que se puede poseer.
De generación en generación -con altibajos, seguro-, nos transmitieron los mejores mimbres con los que tejer una vida plena: amor, verdad, belleza, perdón, libertad, responsabilidad, esfuerzo, sacrificio, alegría, sinceridad, valentía, humildad... Estas y otras muchas son las traviesas que aseguran que la propia vida no descarrila en su transitar.
De generación en generación, nos han llegado las verdades de la vida verdadera. Antaño con la sencillez de la palabra medida y certera de nuestros mayores al calor del hogar. Hoy también a través de internet en formato multimedia.
De generación en generación, se nos ha legado un destino y se nos ha advertido de los peligros de nuestro peregrinar. Se nos han dado también las herramientas para continuar tras cada caída: oración, confesión, reparación.
De generación en generación, hemos sido impulsados al apostolado ferviente con la narración tan real como embriagadora de los que alcanzaron el amor perfecto en esta vida, entregándola hasta la última gota por los demás, en nombre de Dios.
De generación en generación, hemos aprendido a descubrir
los múltiples carismas desde los que ser cristiano es posible, bajo la autoridad del Papa, y a amarlos y quererlos a pesar de las incomprensiones.
De generación en generación, hemos ido madurando cómo transformar el escándalo de la división de los que creemos en Cristo en caminos hacia la unidad y la reconciliación. Y empezamos a ver los frutos.
Y sólo de generación en generación, los que estamos en edad de fundar nuevas familias auténticamente cristianas, seremos capaces de perpetuar el tesoro que recibimos de nuestros antepasados. Se lo debemos y es nuestra responsabilidad.
Autor: Nicolás de Cárdenas | Fuente: Religionenlibertad.com
Presentan mensaje del Papa para Encuentro Mundial de Familias 2012
La Santa Sede dio a conocer el 24 de septiembre en el Aula Juan Pablo de la Sala de Prensa de la Santa Sede se tendrá una rueda de prensa para presentar la Carta del Papa para el 7° Encuentro Mundial de las Familias que se realizará en Milán del 30 de mayo al 2 de junio de 2012 bajo el lema: "La Familia: El trabajo y la fiesta".
"El trabajo y la fiesta -escribe el Papa en la carta- están íntimamente relacionados con la vida de las familias: afectan las decisiones, tienen influencia en las relaciones entre los cónyuges y entre padres e hijos, inciden en la relación entre la familia y la sociedad y la Iglesia".
El Santo Padre resalta que "hoy en día, por desgracia, la organización del trabajo, diseñada y puesta en práctica en función de la competencia del mercado y de la ganancia máxima, y el concepto de la fiesta como oportunidad para la evasión y el consumo, contribuyen a la disgregación de la familia y la comunidad y a difundir un estilo de vida individualista. Por eso -continúa-, es necesario promover una reflexión y un compromiso para conciliar las exigencias y los tiempos del trabajo con los de la familia y a recuperar el verdadero sentido de la fiesta, especialmente del domingo, pascua semanal, día del Señor y día del hombre, día de la familia, de la comunidad y de la solidaridad".
"El próximo Encuentro Mundial de las Familias -escribe el Papa- es una ocasión privilegiada para volver a plantear el trabajo y la fiesta en la perspectiva de una familia unida y abierta a la vida, bien integrada en la sociedad y en la Iglesia, atenta a la calidad de las relaciones y a la economía del núcleo familiar".
El Papa manifiesta el deseo de que "ya en el año 2011, XXX aniversario de la exhortación apostólica "Familiaris consortio", "carta magna" de la pastoral familiar, comience un itinerario con iniciativas a nivel parroquial, diocesano y nacional, con el fin de destacar las experiencias de trabajo y de fiesta en sus aspectos más reales y positivos, con especial hincapié en la incidencia sobre la experiencia de vida concreta de las familias".
Al final de la carta, el Santo Padre señala que el VII Encuentro Mundial, "al igual que los anteriores, durará cinco días y culminará el sábado por la noche con la "Fiesta de los testimonios" y la mañana del domingo con la misa solemne. En estas dos celebraciones, que presidiré, nos reuniremos como "familia de familias".
Comentando el tema de la carta, el cardenal Antonelli se refirió a los problemas que afectan a la familia. "Se privatiza y se reduce a un lugar de afectos y de gratificación individual; no recibe el adecuado apoyo cultural, jurídico, económico y político; sufre el gravoso condicionamiento de dinámicas desintegradoras complejas, entre las que tienen una influencia significativa la organización del trabajo y el declive de la fiesta a "tiempo libre". En este sentido, subrayó que el tema del Encuentro de Milán "puede suponer una importante contribución a la defensa y promoción de los valores humanos auténticos en el mundo actual, empezando por nuevos estilos de vida familiar".
"En ámbito familiar, hay que promover la redistribución de las tareas domésticas y la posibilidad de trabajar fuera del hogar, de común acuerdo por parte de los cónyuges, la asunción de un estilo de vida inspirado en la sobriedad, el cuidado de las relaciones personales, la apertura a la comunidad eclesial y las necesidades de los demás. Finalmente, es necesario -concluyó- que la celebración del día festivo ilumine el sentido de la vida y del trabajo mismo, fortaleciendo la cohesión de la familia y su inclusión en la comunidad en general, reavivando la relación con la persona de Cristo, Señor y Salvador, que nos acompaña en nuestro camino diario".
"El trabajo y la fiesta -escribe el Papa en la carta- están íntimamente relacionados con la vida de las familias: afectan las decisiones, tienen influencia en las relaciones entre los cónyuges y entre padres e hijos, inciden en la relación entre la familia y la sociedad y la Iglesia".
El Santo Padre resalta que "hoy en día, por desgracia, la organización del trabajo, diseñada y puesta en práctica en función de la competencia del mercado y de la ganancia máxima, y el concepto de la fiesta como oportunidad para la evasión y el consumo, contribuyen a la disgregación de la familia y la comunidad y a difundir un estilo de vida individualista. Por eso -continúa-, es necesario promover una reflexión y un compromiso para conciliar las exigencias y los tiempos del trabajo con los de la familia y a recuperar el verdadero sentido de la fiesta, especialmente del domingo, pascua semanal, día del Señor y día del hombre, día de la familia, de la comunidad y de la solidaridad".
"El próximo Encuentro Mundial de las Familias -escribe el Papa- es una ocasión privilegiada para volver a plantear el trabajo y la fiesta en la perspectiva de una familia unida y abierta a la vida, bien integrada en la sociedad y en la Iglesia, atenta a la calidad de las relaciones y a la economía del núcleo familiar".
El Papa manifiesta el deseo de que "ya en el año 2011, XXX aniversario de la exhortación apostólica "Familiaris consortio", "carta magna" de la pastoral familiar, comience un itinerario con iniciativas a nivel parroquial, diocesano y nacional, con el fin de destacar las experiencias de trabajo y de fiesta en sus aspectos más reales y positivos, con especial hincapié en la incidencia sobre la experiencia de vida concreta de las familias".
Al final de la carta, el Santo Padre señala que el VII Encuentro Mundial, "al igual que los anteriores, durará cinco días y culminará el sábado por la noche con la "Fiesta de los testimonios" y la mañana del domingo con la misa solemne. En estas dos celebraciones, que presidiré, nos reuniremos como "familia de familias".
Comentando el tema de la carta, el cardenal Antonelli se refirió a los problemas que afectan a la familia. "Se privatiza y se reduce a un lugar de afectos y de gratificación individual; no recibe el adecuado apoyo cultural, jurídico, económico y político; sufre el gravoso condicionamiento de dinámicas desintegradoras complejas, entre las que tienen una influencia significativa la organización del trabajo y el declive de la fiesta a "tiempo libre". En este sentido, subrayó que el tema del Encuentro de Milán "puede suponer una importante contribución a la defensa y promoción de los valores humanos auténticos en el mundo actual, empezando por nuevos estilos de vida familiar".
"En ámbito familiar, hay que promover la redistribución de las tareas domésticas y la posibilidad de trabajar fuera del hogar, de común acuerdo por parte de los cónyuges, la asunción de un estilo de vida inspirado en la sobriedad, el cuidado de las relaciones personales, la apertura a la comunidad eclesial y las necesidades de los demás. Finalmente, es necesario -concluyó- que la celebración del día festivo ilumine el sentido de la vida y del trabajo mismo, fortaleciendo la cohesión de la familia y su inclusión en la comunidad en general, reavivando la relación con la persona de Cristo, Señor y Salvador, que nos acompaña en nuestro camino diario".
domingo, 5 de diciembre de 2010
¡ BIENVENIDOS !
Bienvenidos al blog del Movimiento Familiar Cristiano de Burgos, creado para mantenerlos informados de las actividades que se vayan desarollando por parte del MFC en Burgos
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