A pesar de que la lluvia amenazaba con
"chafarnos" la convivencia en Manciles, no se salió con la suya porque,
durante unas cuantas horas, allí no llovió.
En la Eucaristía éramos una familia celebrando la
Ascensión y las promesas de Jesucristo.
La hora de la comida, como siempre, compartir unos con
otros. Este año el concurso de ensaladas fue mayor en cantidad y calidad. A los
dos sacerdotes que hicieron de jurado les costó bastante decidirse porque todas
eran fenomenales y tenían una pinta buenísima.
Después de comer, carreras de sacos o paseo… según las posibilidades y los gustos, aunque
“alguno” hubiera preferido jugar al mus… Saltar a la comba, niños, jóvenes y “veteranas”;
muchas risas y diversión. La alegría enorme de tener a Mar entre nosotros.
Y llegamos al final; el rezo del Santo Rosario delante de
La Madre, Virgen de Manciles.
Jornada hermosa junto a mi segunda familia que es el
M.F.C. (charo)
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